2/1/15

2014

Hiss Golden Messenger - Lateness Of Dancers. Folk con olor a hierba mojada, groove sincopado y una voz salida de las entrañas de la montaña. Después de varios años de búsqueda, MC Taylor parece haber encontrado con este disco un hogar en el que quedarse a vivir. Una cabaña en la que el músico de Carolina del Norte echa mano del legado de JJ Cale (Lucia), The Band (Day o Day) o Stevie Wonder (Southern Grammar) para firmar su trabajo más barnizado y redondo. Artesanía country-folk. 
The War On Drugs - Lost In A Dream. Otro disco de epopeyas y viajes por carretera. Tomando como materia prima el Springsteen de los 80 y los Dire Straits más musculosos, Adam Granduciel firma ese trabajo que todo artista actual anhela. Es decir, aquel que logra unir a los amantes del sonido añejo y los buscadores de nuevas tendencias. Guitarras esculpidas en mercurio, baterías impulsadas a motor y un artista lo suficientemente inseguro como para arriesgarlo todo por unas canciones.  
Lydia Loveless - Somewhere Else. A Lydia Loveless la habíamos conocido como representante de aquel country furioso, de raíz punk, capaz de convertir un banjo en un arma de destrucción sonora. Algo de esto sigue habiendo en Somewhere Else, sin embargo, la norteamericana consigue pulir su propuesta hasta convertirla en puro rock&roll, contundente a ratos, aterciopelado cuando la canción lo requiere. La música de raíces tiene nueva aspirante a reina de las canciones solitarias.
Doug Paisley - Strong Feelings. La música de Doug Paisley parece tallada sobre madera. Calmada, suave, con nervio. A ratos puede recordar al Neil Young más sosegado, a ratos a esos The Band encerrados en la casa rosa de Woodstock. Para confirmar estos último están las teclas de Garth Hudson, invitado de lujo en estas diez nuevas canciones de Paisley. La voz de Mary Margaret O'Hara completa un disco para escuchar al calor de la chimenea. "I turned the radio on 25 years ago and they were playing your song"  
Reigning Sound - Shattered. Decir que nadie esperaba a estas alturas un nuevo bombazo de Greg Cartwright y compañía sería decir mucho. Su último EP, producido por el rey midas Dan Auerbach, prometía grandes canciones. Ahora el de Memphis echa mano de músicos de la factoría Daptone Records para darle un barnizado soul a su rock&roll garajero. De paso mira de reojo a los Beatles del Revolver (esa Never Coming Home podría pasar como una Eleanor Rigby en pleno siglo XXI) para demostrar que, quien tuvo, retuvo.  
Hurray For The Riff Raff - Small Town Heroes. Hay que tener mucho arrojo para reflotar un género tan ancestral como las murder ballads y convertirlo en la canción protesta del año. Alynda Lee Segarra lo consigue con The Body Electric, tema central de un álbum que recorre las calles de Nueva Orleans a ritmo de folk forajido (Good Time Blues) y espirituales (Forever Is Just A Day) para terminar perdiéndose en las ajetreadas calles del French Quarter con I Know It's Wrong (But It's Alright). Hay un nuevo talento en la música de raíces.
The Fakeband - Shining On Everyone. El riesgo para toda banda nacional que beba de fuentes ajenas es terminar cayendo en el cliché. Puede que al primer disco de los getxoarras The Fakeband se le vieran las costuras americanas, entre The Band y los primeros Wilco. Quizás por ello, este segundo largo dobla la apuesta añadiendo a la ecuación el aroma británico de los Faces o las guitarras sureñas de los Allman Brothers. Todo ello con un objetivo común: la melodía como base del noble arte de la canción. 
Lucinda Williams - Down Where The Spirit Meets The Bone. Una vez oí decir que se podía discutir de muchas cosas pero, cuando sonaban las primeras notas de Drunken Angel, había que guardar los tanques de guerra. No hay nada más seguro en esta vida que una canción de Lucinda Williams. Una artista que a sus 61 años ha firmado su gran obra de madurez. Un disco doble coronado por una versión del Magnolia de JJ Cale que quita la respiración. La Lucinda más libre dando donde más duele, en el corazón.
Christopher Denny - If The Roses Don't Kill Us. Lo primero que sorprende al escuchar un disco de Christopher Denny es esa voz aguda, de matiz femenino, aunque con la potencia de una Nina Simone. Sin embargo, bajo ese hilo único se esconde un compositor de talento desbordante, que se pasea por buena parte de la tradición norteamericana con desparpajo y sabiduría. Country, soul, pasacalles a lo Nueva Orleans, canciones tristes y tonadas alegres capaces de salvarte el día.  
Natural Child - Dancing With The Wolves. Natural Child han opositado con fuerza a disco de rock gamberro de la temporada con este Dancing With The Wolves. Un álbum en el que vemos a la banda de Burger Records echar el freno a golpe de teclados y pedal steel. Al menos hasta que llegan pelotazos como Saturday Night Blues o Don't The Time Pass Quickly para confirmar que el trío (ahora quinteto) sigue teniendo alma garajera, aunque ahora atesore un corazón country capaz de versionar el Nashville's Is A Groovy Little Town.
Beck - Morning Phase. Vale que Morning Phase sea hermano de Sea Change, que, por tanto, suena a ya antes escuhado (algo que en un artista especialista en reinventarse figure en la columna del debe). Sin embargo, bastan los primeros segundos de Cycle para darse cuenta que estamos ante el disco más pulido y redondo del artista en años. En Morning Phase hay mucho de melodías cristalinas y arreglos de cuerda, de pasajes acolchados y estribillos dulces. En definitiva, del Beck que más nos gusta. 
Wilko Johnson & Roger Daltrey - Going Back Home. La historia de este disco tiene mucho de rock&roll. El músico que se despide sobre el escenario, el amigo que comparte fascinación por la vieja química del rhythm&blues. En Going Back Home Roger Daltrey pone voz al repertorio de un artista al que los médicos apenas daban seis meses de vida. Por suerte hoy podemos decir que Johnson está recuperado y puede cantar otra vez aquello de "I made it thru another day and here we are back in the night". Rock&roll sanador.
Jimbo Mathus - Dark Night Of The Soul. Visto lo visto, va siendo hora de reivindicar a Jimbo Mathus como uno de los artistas más importantes de la última década en lo que a música americana se refiere. Comenzando con Confederate Buddha (2011) y continuando con su trabajo de la temporada pasada (White Buffalo), Mathus concluye con Dark Night Of The Soul una trilogía dedicada a los sonidos del delta. Rock&roll y melodías pantanosas, que tan pronto recogen ecos de los Rolling como de Van Morrison o The Band.
Wilco - Alpha Mike Foxtrot: Rare Tracks 1994-2014. A falta de tiempo para asimilar las inabarcables cintas del sótano de Dylan (necesitaremos dos vidas para darnos cuenta del torrente de ideas contenidas en esos 138 cortes), este recopilatorio de rarezas de Wilco aspira a convertirse en edición 2014. Cuatro discos sin material inédito, pero con contenido de sobra para trazar una historia paralela de la banda de Chicago, acaso la mejor formación en lo que llevamos de siglo. Imprescindible enciclopedia de sonidos.
The Men - Tomorrow's Hits. Era evidente que algo se cocía en el seno de los neoyorquinos The Men cuando la temporada pasada se atrevieron a editar un EP en formato acústico. Tomorrow's Hits confirma ese giro de la banda desde sus inicios más hardcore hasta este rock de corte más clásico. Un sonido nuevo, más depurado, que  incluye hasta un grupo de metales en la mezcla, pero que no pierde ni un ápice de su pegada. The Stooges son una referencia evidente, pero también cualquier nombre actual como Mikal Cronin o Parquet Courts.   
John Fullbright - Songs. El título del segundo disco de John Fullbright lo dice todo. Una colección que pone el acento en las canciones, sencillas, desnudas, con una pedal steel por aquí o unos coros por allá, pero canciones, al fin y al cabo. El compositor que encandiló a buena parte de las prensa de raíces norteamericana con su debut regresa ahora con un trabajo más maduro, en el que el de Oklahoma demuestra que, más allá de los estándares, posee personalidad de sobra. Canciones para una noche de verano.
Real Estate - Atlas. Aunque, a primera vista, este tercer trabajo de la banda de Nueva Jersey pueda resultar un tanto plano, sus texturas esconden un pequeño mundo en el que el sol californiano y el jingle-jangle de los Byrds suenan a puro siglo XXI. Un disco para disfrutar con la ventanilla bajada y en bucle, dejándose abrazar por esas guitarras entrelazas con armonías vocales. No busquen grandes verdades, sólo un regazo en el que recostarse, un almohadón en el que evadirse de la realidad por un rato.
The Delines - Colfax Avenue. Willy Vlautin es conocido por ser líder de Richmond Fontaine, aquella banda de Portland famosa por su country-rock de vocación literaria, siempre asomada a esa América de grandes bosques y cabañas en lo alto de la montaña. En The Delines, su último proyecto, Vlautin sigue practicando su prosa oscura, aunque le da un matiz urbano apoyado por ese soul noctámbulo, de bulevares iluminados a media noche. De paso nos descubre la voz de una casi desconocida Amy Boone. Como unos Portishead de sombrero de ala ancha.
Sharon Van Etten - Are We There. Sharon Van Etten tiene fama de compartir demasiado. La artista de Nueva Jersey siente una necesidad irrefrenable por plasmar sus experiencias en canciones. De ahí la fragilidad de sus composiciones, siempre a punto de estallar. En Are We There Van Etten deja de lado la rabia juvenil que desprendía su último largo (Tramp) y entrega un nuevo diario de amor trágico en primera persona. También se encarga de firmar la canción más emocionante de la temporada: Tarifa. 
Ryley Walker - All Kinds Of You. Mientras Damien Rice y Ray LaMontagne han decidido cambiar de muda en su último disco (Rice con aquellos pomposos arreglos de cuerda, LaMontagne con esa barniz de negritud y psicodelia de la mano de Dan Auerbach), Ryley Walker reivindica al songwriter espartano en este All Kinds Of You. Un disco tristón, sentido, marcado por la técnica depurada de un maestro de la guitarra como Walker, que firma baladas pastorales (Great River Road) y piezas de corte épico (Blessings)     
Ryan Adams - Ryan Adams. Ryan Adams asegura que tenía preparada una continuación perfecta al aseado y acústico Ashes & Fires. Sin embargo, el artista, adicto a quemar etapas, decidió dejarlo aparcado en beneficio de este álbum de título homónimo. Un disco que bucea en un Adams maduro, lidiando con los pequeños problemas del día a día y con una enfermedad -la de Ménière- que a punto estuvo de apartarle de la música. Guitarras envenenadas para un músico recuperando su mejor forma.
The New Mendicants - Into The Lime. Que de la unión entre Joe Pernice (The Pernice Brothers) y Norman Blake (Teenage Club) iba a salir un puñado de melodías de pop pluscuamperfecto era obvio, si atendemos simplemente al currículum de ambos músicos. Lo que no esperábamos es que esta colaboración, aparentemente secundaria, nota a puede página en una discografía sin parangón en el negociado del power-pop, se convirtiera en una agradable sorpresa acolchada de armonías vocales. Un disco dulce y redondo. 
Danny & The Champions Of The World - Live Champs!. Sin paños calientes, Danny & The Champions tienen el mejor directo que se pueda ver a día de hoy. Su mezcla de country y soul ha alcanzado tal equilibrio que no faltan seguidores que aseguren que estamos ante la E Street Band de barra de bar y garito sudoroso. Canciones como Stop Thief! o Colonel And The King demuestran que aquel rotulo que encabezaba su segundo disco -Stay True- sirve guía para una banda en estado de gracia. Go, Champs! 
Steve Gunn - Way Out Weather. Con su primer disco Steve Gunn había opositado a miembro de aquellos artistas que beben directamente de la psicodélica sesentera, aunque con gusto por la estética más moderna. Un sonido definido por aquellas guitarras vaporosas en las que los Grateful Dead más sosegados y el blues heterodoxo de John Fahey se daban de la mano. Con este segundo el norteamericano no sólo sigue esa estela, sino que se coloca a la altura de gente como Kurt Vile o The War On Drugs. Uno entre un millón.     
Tom Petty & The Heartbreakers - Hypnotic Eye. Cuando Hypnotic Eye llegó a las tiendas muchos los calificaron como la respuesta con pegada al más calmado Mojo. Puedo que haya algo de verdad en ello, sin embargo, este nuevo trabajo de Petty junto a sus Heartbreakers esconde más aristas de lo que a primera vista pudiera parecer. Por cada Forgotten Man o Power Drunk encontramos un Sins Of My Youth (Petty adentrándose en el casi inédito terreno crooner) o Shadow People. Petty nunca falla.  

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