Mezclando la audacia de Wilco, la
melancolía de Jason Molina y la furia guitarrera de Crazy Horse,
John Murry ha firmado un debut excitante, que rebosa carretera y sur
por los cuatro costados. Rock melancólico que sirve para lamerse las
heridas. Desde la épica balada al piano de Little Colored Baloons
pasando por el rock a lo Prince de Penny Nails, The Graceless Age se
convierte en la autobiografía sonora de un songwriter joven pero con
las ideas claras.
En un tiempo en el que la autenticidad
se ha convertido en cliché, cuando no en papel mojado, lo único que
se le puede pedir a un compositor de canciones es que sea honesto. En
Southeastern el que fuera parte imprescindible de Drive-By Truckers
se deshace de sus propios demonios a base de canciones limpias y
sinceras. Folk en clave acústica en la que las confesiones de un
Isbell iniciando nueva etapa suenan a pura vida. Sencillo y
sobrio.
Como un Bon Iver caminando sobre la
cuerda del soul y el funk, el debut de este jovencito de Virginia
parece salir de la nada. Editado originalmente en 2012, aquel trabajo
cargado de groove y terciopelo recibe ahora su merecida reedición
para el mercado europeo. Ensoñaciones de big band a lo Curtis
Mayfield, lamentos arrastrados a lo Randy Newman y el descubrimiento
de un crooner que promete dar mucho de qué hablar desde su sello
Spacebomb.
Los carrera de Dr. Dog siempre ha
navegado entre el pop reluciente a los Beach Boys y aquel espíritu
desenfadado, casi amateur, del rock independiente de raíz americana.
Una mezcla que había descarrilado en las últimas entregas de la
banda, pero que encuentra el equilibrio en este B-Room. Como unos The
Band saliendo de farra por Nueva York, Dr. Dog han firmado la mejor
colección de estribillos de este 2013. Pop con mayúsculas.
Sólo los primeros dieciséis minutos
de Once I Was An Eagle dan razones de sobra para desembolsar el
precio del disco. Sin embargo, la cosa no acaba ahí y la Marling
vuelve a demostrar su capacidad para facturar tonadas de folk redondo
y cristalino en canciones como Where Can I Go? o Pray for Me. Si A
Creature I Don't Know la coronó como la alumna aventajada de la
escuela Joni Mitchell, Once I Was An Eagle la otorga voz propia en la
concurrida escena del folk.
Tras dos epés de presentación, The
Delta Saints debutan en el formato largo para confirmar lo que ya
intuíamos: tradición y juventud nunca estuvieron reñidos. Blues
rock mojado en las aguas del Mississippi y rock con pegada para una
banda que ha extendido a su fama a base de un directo potente, rocoso
y festivo. Si pueden acérquense a uno de sus conciertos y háganse
con este Death Letter Jubilee.
A estas alturas habría que empezar a pensar en hacer un
monumento a Joe Henry. El 'Rey Midas' de la música actual, capaz de
convertir cualquier disco en una joya, firma la producción de este
Tooth & Nail, primer disco de Bragg en cinco años. Un
álbum que deja en segundo plano el discurso agrio y reivindicativo
que ha marcado los treinta años de carrera del británico y se
abraza al costumbrismo y el amor. El legado de Woody Guthrie sigue a
buen recaudo un siglo después.
¿Es posible juntar el rock progresivo
de los Pink Floyd de mediados de los setenta con el aroma californiano de Laurel Canyon? En el año de los jóvenes sin complejos, Jonathan Wilson ha
firmado el disco más arriesgado de la temporada. Un trabajo
recargado, de producción barroca, pero que fluye a base de guitarras
épicas (Dear Friend) y baladas en las que el músico invita a
los maestros (Cecil Taylor). De paso, Wilson clava la canción más
redonda del año: Love to Love.
Quique González aseguró hace un tiempo
que espera crear su mejor obra cuando llegue a los sesenta años. A la espera de ese momento, el madrileño sigue demostrando con sus cuarenta recién
cumplidos que es posible tener éxito sin renunciar por ello a unas señas de identidad. En Delantera Mítica el artista repite grabación
en Nashville para firmar su colección más aguerrida y comprometida.
Entre Tom Petty y Antonio Vega. Quique directo al hueso de la
canción.
En Dream River Bill Callahan sigue la
linea trazada desde que dejara a un lado la máscara de Smog. Esto
es, la excelencia. Dejando a un lado aquel country polvoriento que
llenaba los surcos de Apocalypse, su anterior trabajo, el artista se
lanza a los brazos del soul embriagador. Pocos son capaces a día de hoy de
decir tanto con tan poco. Una economía de recursos que deja al
descubierto al letrista socarrón y sentido. Callahan nunca falla.
Bill Callahan – Dream River
2013 nos ha dado una buena cosecha de compositores en el otoño de la vida dando lecciones de cómo
envejecer con estilo. Lloyd Cole por delante, sin duda. El británico
sigue manteniendo ese particular toque para facturar pop-rock sin
caer en lugares comunes, a pesar de que haya bautizado su disco como
Standards. Buen momento para reivindicar su obra con The Commotions y
descubrir una discografía sin apenas desperdicio.
Visto y no visto. Siete años se ha
hecho esperar el segundo disco de esta formación que, casi de
puntillas, ha vuelto a desaparecer en la niebla sin dejar rastro. Por
suerte The Great Reprise se ha colado aa tiempo por la trampilla del
buzón para dejarnos una dosis de Americana elegante y sobria. Blues
de bar, country-folk a lo Whiskeytown y espíritu rural. Si quieren
un disco delicado pero con nervio, este es el suyo.
Nicole Willis and The Soul
Investigators – Tortured Soul
Nicole Willis ha reclamado con fuerza
el trono de reina del soul del año con este Tortured Soul. Un disco
que expande lo visto en su debut con una banda que adquiere mayor
protagonismo en cortes como Best Days of Your Lives o It's All
Beacuse of You. Puede que todo esté inventando en esto del soul,
especialmente ahora que todo el mundo se ha subido al carro del
revival, pero nos sigue gustando encontrarnos con estos discos.
Townes Van Zandt – Sunshine Boy: The Unheard Studio Sessions & Demos 1971-1972
Townes Van Zandt siempre tuvo que
luchar entre la desnudez de sus canciones y el intento de las
discográficas por convertirlo en la nueva estrella de la canción
polvorienta. Por desgracia, el tejano murió en el olvido.
Reivindicado como forajido del country en pleno siglo XXI, Sunshine
Boy hace justicia a un cancionero en el que sobresalen cortes
como Pancho & Lefty o To Live Is To Fly, que en esta ocasión
aparecen en tomas inéditas.
The Men – New Moon
Willie Sugarcapps – Willie Sugarcapps
Mucho se ha hablado de este disco entre
los amantes de la música de raíces. La historia detrás de él es
sencilla. Cinco músicos prácticamente desconocidos para el público
general se juntan para grabar un álbum sin pretensiones, con el
espíritu desenfadado y festivo de las míticas Midnight Rambles de
Levon Helm (palabras mayores). El resultado es un álbum fresco, con
la dosis perfecta de inconsciencia que da la falta de expectativas.
Danny & The Champions Of The World
– Stay True
Si todos los grupos facturaran discos
tan bien hechos como Danny & The Champions of The World el mundo
sería un poquito mejor. En Stay True el combo no inventa nada, ni
falta que le hace. Como unos Rolling dándose un garbeo soul en
Nellcôte, la banda da con la tecla que se le había escapado en sus
tres anteriores entregas. Mención especial para esa pedal steel que
baña las once canciones de un disco soberbio.
Este ha sido un gran año para Nick
Cave. Su primer disco tras el cierre de la etapa Grinderman ha sido
recibido con alabanzas y su directo se ha afianzado como uno
de esos que hay que ver antes de criar malvas. En esta sesión grabada en Abril Nick y sus secuaces desnudan las canciones de su
reciente Push The Sky Away mostrando el lado más crooner
del australiano. A ello le suman un clásico (Mercy Seat) y un par de
revisiones de The Boatman's Call.
Lee Ranaldo & The Dust – Last
Night On Earth
Con Sonic Youth en barbecho, el
guitarrista neoyorquino sigue dando pasos en la dirección correcta.
Si en su anterior trabajo la sombra de su banda de toda la vida era
todavía demasiado alargada, en Last Night On Earth el músico
consigue encontrar un sonido propio y consistente. Lecce, Leaving
tira de épica guitarrera, mientras que Home/Chds recuerda a la mejor
versión de R:E.M. en los ochenta. Para los que no temen escalar
grandes montañas.
Black Joe Lewis – Electric Slave
Muchos descubrimos a Black Joe Lewis
gracias a Scandalous, un elepé en el que el de Austin volvía a sus
raíces soul. Sin embargo, la verdadera esencia del tejano estaba en
los sonidos más rocosos y macarras. En Electric Slave el artista
mezcla el espíritu festivo de James Brown con la cara más soul de
Jimi Hendrix y lo agita con el derechazo garajero de unos Stooges o
unos MC5. Un cóctel recomendado para los rockeros con corazón
negro.
Son Volt – Honky Tonk
Jay Farrar siempre vivirá bajo la
sombra de Jeff Tweedy. Más audaz uno, Farrar nunca ha escondido su conexión con la
música de raíz, más apegada a la tierra que las ensoñaciones
vanguardistas de su antiguo compañero Tweedy. En Honky Tonk el líder de Son
Volt rebusca en el legado de Bakersfield y, con Merle Haggard y
Buck Owens en el retrovisor, firma un disco para los amantes de un buen fiddle.
Mark Mulcahy – Dear Mark J. Mulcahy
Hay artistas que pueden pasar media
vida sacando discos sin que nadie se percate de ello. Músicos de la
escena subterránea que se limitan a seguir cantando historias para
todo aquel abra los oídos. Mark Mulcahy llevaba un lustro sin editar
disco. La muerte de su mujer y los quiebros de la vida se lo habían
impedido. Ahora saca a relucir todo ese manantial en forma de rock
luminoso e inocente. Como si Chuck Prophet se fuera de fiesta junto a
Lou Reed y David Bowie.
Promised Land Sound - Promised Land Sound
Los amantes de las carreteras secundarias y las bandas fuera del radar harían bien en apuntar este nombre: Paradise of Bachelors. El sello independiente se ha destapado en este 2013 con un buen ramillete de novedades entre las que destacan nombres como Hiss Golden Messenger, Steve Gunn o estos jovencitos Promised Land Sound, autores de un debut en el que el espíritu sixties deja el regusto a los mejores Buffalo Springfield. Country con punch.
The Shouting Matches
- Grownass Man
Parece que Justin Vernon
se ha tomado muy en serio aquello de alejarse del alboroto que había provocado Bon Iver. En este 2013 el artista ha editado un disco junto a
Volcano Choir, producido la ultima entrega de los veteranos The Blind
Boys Of Alabama y reflotado su proyecto junto a The Shouting Matches.
En este ultimo un Vernon inédito factura
una decena de cortes blues-rock con gracia y estilo, demostrando de paso que nada se le resiste.
Lindi Ortega – Tin Star
Sin nuevo disco de Eilen
Jewell a la vista (este año nos has fallado reina de las canciones
solitarias) y a la espera del nuevo trabajo de Lucinda Williams, el
trono de vaquera del año ha estado muy reñido. El EP de Lydia
Loveless apuntaba maneras, pero nos ha dejado con ganas de más. El
segundo trabajo de Caitlin Rose ha estado cerca, pero la que se ha
llevado definitivamente el gato al agua ha sido Lindi Ortega. Country
con espuelas y baladas para corazones rotos.
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