20/12/13

2013

John Murry - The Graceless Age

Mezclando la audacia de Wilco, la melancolía de Jason Molina y la furia guitarrera de Crazy Horse, John Murry ha firmado un debut excitante, que rebosa carretera y sur por los cuatro costados. Rock melancólico que sirve para lamerse las heridas. Desde la épica balada al piano de Little Colored Baloons pasando por el rock a lo Prince de Penny Nails, The Graceless Age se convierte en la autobiografía sonora de un songwriter joven pero con las ideas claras.


Jason Isbell - Southeastern

En un tiempo en el que la autenticidad se ha convertido en cliché, cuando no en papel mojado, lo único que se le puede pedir a un compositor de canciones es que sea honesto. En Southeastern el que fuera parte imprescindible de Drive-By Truckers se deshace de sus propios demonios a base de canciones limpias y sinceras. Folk en clave acústica en la que las confesiones de un Isbell iniciando nueva etapa suenan a pura vida. Sencillo y sobrio.


Matthew E. White – Big Inner

Como un Bon Iver caminando sobre la cuerda del soul y el funk, el debut de este jovencito de Virginia parece salir de la nada. Editado originalmente en 2012, aquel trabajo cargado de groove y terciopelo recibe ahora su merecida reedición para el mercado europeo. Ensoñaciones de big band a lo Curtis Mayfield, lamentos arrastrados a lo Randy Newman y el descubrimiento de un crooner que promete dar mucho de qué hablar desde su sello Spacebomb.


Dr. Dog - B-Room

Los carrera de Dr. Dog siempre ha navegado entre el pop reluciente a los Beach Boys y aquel espíritu desenfadado, casi amateur, del rock independiente de raíz americana. Una mezcla que había descarrilado en las últimas entregas de la banda, pero que encuentra el equilibrio en este B-Room. Como unos The Band saliendo de farra por Nueva York, Dr. Dog han firmado la mejor colección de estribillos de este 2013. Pop con mayúsculas.


Laura Marling – Once I Was An Eagle

Sólo los primeros dieciséis minutos de Once I Was An Eagle dan razones de sobra para desembolsar el precio del disco. Sin embargo, la cosa no acaba ahí y la Marling vuelve a demostrar su capacidad para facturar tonadas de folk redondo y cristalino en canciones como Where Can I Go? o Pray for Me. Si A Creature I Don't Know la coronó como la alumna aventajada de la escuela Joni Mitchell, Once I Was An Eagle la otorga voz propia en la concurrida escena del folk.


The Delta Saints – Death Letter Jubilee

Tras dos epés de presentación, The Delta Saints debutan en el formato largo para confirmar lo que ya intuíamos: tradición y juventud nunca estuvieron reñidos. Blues rock mojado en las aguas del Mississippi y rock con pegada para una banda que ha extendido a su fama a base de un directo potente, rocoso y festivo. Si pueden acérquense a uno de sus conciertos y háganse con este Death Letter Jubilee.



Billy Bragg – Tooth & Nail

A estas alturas habría que empezar a pensar en hacer un monumento a Joe Henry. El 'Rey Midas' de la música actual, capaz de convertir cualquier disco en una joya, firma la producción de este Tooth & Nail, primer disco de Bragg en cinco años. Un álbum que deja en segundo plano el discurso agrio y reivindicativo que ha marcado los treinta años de carrera del británico y se abraza al costumbrismo y el amor. El legado de Woody Guthrie sigue a buen recaudo un siglo después.


Jonathan Wilson – Fanfare

¿Es posible juntar el rock progresivo de los Pink Floyd de mediados de los setenta con el aroma californiano de Laurel Canyon? En el año de los jóvenes sin complejos, Jonathan Wilson ha firmado el disco más arriesgado de la temporada. Un trabajo recargado, de producción barroca, pero que fluye a base de guitarras épicas (Dear Friend) y baladas en las que el músico invita a los maestros (Cecil Taylor). De paso, Wilson clava la canción más redonda del año: Love to Love.


Quique González – Delantera Mítica

Quique González aseguró hace un tiempo que espera crear su mejor obra cuando llegue a los sesenta años. A la espera de ese momento, el madrileño sigue demostrando con sus cuarenta recién cumplidos que es posible tener éxito sin renunciar por ello a unas señas de identidad. En Delantera Mítica el artista repite grabación en Nashville para firmar su colección más aguerrida y comprometida. Entre Tom Petty y Antonio Vega. Quique directo al hueso de la canción.


Bill Callahan – Dream River

En Dream River Bill Callahan sigue la linea trazada desde que dejara a un lado la máscara de Smog. Esto es, la excelencia. Dejando a un lado aquel country polvoriento que llenaba los surcos de Apocalypse, su anterior trabajo, el artista se lanza a los brazos del soul embriagador. Pocos son capaces a día de hoy de decir tanto con tan poco. Una economía de recursos que deja al descubierto al letrista socarrón y sentido. Callahan nunca falla.



Lloyd Cole – Standards

2013 nos ha dado una buena cosecha de compositores en el otoño de la vida dando lecciones de cómo envejecer con estilo. Lloyd Cole por delante, sin duda. El británico sigue manteniendo ese particular toque para facturar pop-rock sin caer en lugares comunes, a pesar de que haya bautizado su disco como Standards. Buen momento para reivindicar su obra con The Commotions y descubrir una discografía sin apenas desperdicio.


Stillhouse – The Great Reprise

Visto y no visto. Siete años se ha hecho esperar el segundo disco de esta formación que, casi de puntillas, ha vuelto a desaparecer en la niebla sin dejar rastro. Por suerte The Great Reprise se ha colado aa tiempo por la trampilla del buzón para dejarnos una dosis de Americana elegante y sobria. Blues de bar, country-folk a lo Whiskeytown y espíritu rural. Si quieren un disco delicado pero con nervio, este es el suyo.


 Nicole Willis and The Soul Investigators – Tortured Soul

Nicole Willis ha reclamado con fuerza el trono de reina del soul del año con este Tortured Soul. Un disco que expande lo visto en su debut con una banda que adquiere mayor protagonismo en cortes como Best Days of Your Lives o It's All Beacuse of You. Puede que todo esté inventando en esto del soul, especialmente ahora que todo el mundo se ha subido al carro del revival, pero nos sigue gustando encontrarnos con estos discos.


Townes Van Zandt – Sunshine Boy: The Unheard Studio Sessions & Demos 1971-1972

Townes Van Zandt siempre tuvo que luchar entre la desnudez de sus canciones y el intento de las discográficas por convertirlo en la nueva estrella de la canción polvorienta. Por desgracia, el tejano murió en el olvido. Reivindicado como forajido del country en pleno siglo XXI, Sunshine Boy hace justicia a un cancionero en el que sobresalen cortes como Pancho & Lefty o To Live Is To Fly, que en esta ocasión aparecen en tomas inéditas. 


The Men – New Moon

The Men son de Brooklyn pero bien podrían unirse al nuevo aliento rock que ha inundado California con Ty Segall en cabeza. En New Moon se oyen ecos de Neil Young pero también de The Sonics. Un menú en el que caben delicias pop-country (Birdsong), mucha mala leche garajera (I Saw Her Face se ha ganado con todo merecimiento el título a bomba atómica del año) y hasta un paseo por las olas del surf-rock (High And Lonesome).



Willie Sugarcapps – Willie Sugarcapps

Mucho se ha hablado de este disco entre los amantes de la música de raíces. La historia detrás de él es sencilla. Cinco músicos prácticamente desconocidos para el público general se juntan para grabar un álbum sin pretensiones, con el espíritu desenfadado y festivo de las míticas Midnight Rambles de Levon Helm (palabras mayores). El resultado es un álbum fresco, con la dosis perfecta de inconsciencia que da la falta de expectativas.


Danny & The Champions Of The World – Stay True

Si todos los grupos facturaran discos tan bien hechos como Danny & The Champions of The World el mundo sería un poquito mejor. En Stay True el combo no inventa nada, ni falta que le hace. Como unos Rolling dándose un garbeo soul en Nellcôte, la banda da con la tecla que se le había escapado en sus tres anteriores entregas. Mención especial para esa pedal steel que baña las once canciones de un disco soberbio.


Nick Cave & The Bad Seeds Live at KCRW

Este ha sido un gran año para Nick Cave. Su primer disco tras el cierre de la etapa Grinderman ha sido recibido con alabanzas y su directo se ha afianzado como uno de esos que hay que ver antes de criar malvas. En esta sesión grabada en Abril Nick y sus secuaces desnudan las canciones de su reciente Push The Sky Away mostrando el lado más crooner del australiano. A ello le suman un clásico (Mercy Seat) y un par de revisiones de The Boatman's Call.


Lee Ranaldo & The Dust – Last Night On Earth

Con Sonic Youth en barbecho, el guitarrista neoyorquino sigue dando pasos en la dirección correcta. Si en su anterior trabajo la sombra de su banda de toda la vida era todavía demasiado alargada, en Last Night On Earth el músico consigue encontrar un sonido propio y consistente. Lecce, Leaving tira de épica guitarrera, mientras que Home/Chds recuerda a la mejor versión de R:E.M. en los ochenta. Para los que no temen escalar grandes montañas.


Black Joe Lewis – Electric Slave

Muchos descubrimos a Black Joe Lewis gracias a Scandalous, un elepé en el que el de Austin volvía a sus raíces soul. Sin embargo, la verdadera esencia del tejano estaba en los sonidos más rocosos y macarras. En Electric Slave el artista mezcla el espíritu festivo de James Brown con la cara más soul de Jimi Hendrix y lo agita con el derechazo garajero de unos Stooges o unos MC5. Un cóctel recomendado para los rockeros con corazón negro.


Son Volt – Honky Tonk

Jay Farrar siempre vivirá bajo la sombra de Jeff Tweedy. Más audaz uno, Farrar nunca ha escondido su conexión con la música de raíz, más apegada a la tierra que las ensoñaciones vanguardistas de su antiguo compañero Tweedy. En Honky Tonk el líder de Son Volt rebusca en el legado de Bakersfield y, con Merle Haggard y Buck Owens en el retrovisor, firma un disco para los amantes de un buen fiddle. 


Mark Mulcahy – Dear Mark J. Mulcahy

Hay artistas que pueden pasar media vida sacando discos sin que nadie se percate de ello. Músicos de la escena subterránea que se limitan a seguir cantando historias para todo aquel abra los oídos. Mark Mulcahy llevaba un lustro sin editar disco. La muerte de su mujer y los quiebros de la vida se lo habían impedido. Ahora saca a relucir todo ese manantial en forma de rock luminoso e inocente. Como si Chuck Prophet se fuera de fiesta junto a Lou Reed y David Bowie.


Promised Land Sound - Promised Land Sound

Los amantes de las carreteras secundarias y las bandas fuera del radar harían bien en apuntar este nombre: Paradise of Bachelors. El sello independiente se ha destapado en este 2013 con un buen ramillete de novedades entre las que destacan nombres como Hiss Golden Messenger, Steve Gunn o estos jovencitos Promised Land Sound, autores de un debut en el que el espíritu sixties deja el regusto a los mejores Buffalo Springfield. Country con punch.


The Shouting Matches - Grownass Man

Parece que Justin Vernon se ha tomado muy en serio aquello de alejarse del alboroto que había provocado Bon Iver. En este 2013 el artista ha editado un disco junto a Volcano Choir, producido la ultima entrega de los veteranos The Blind Boys Of Alabama y reflotado su proyecto junto a The Shouting Matches. En este ultimo un Vernon inédito factura una decena de cortes blues-rock con gracia y estilo, demostrando de paso que nada se le resiste.


Lindi Ortega – Tin Star

Sin nuevo disco de Eilen Jewell a la vista (este año nos has fallado reina de las canciones solitarias) y a la espera del nuevo trabajo de Lucinda Williams, el trono de vaquera del año ha estado muy reñido. El EP de Lydia Loveless apuntaba maneras, pero nos ha dejado con ganas de más. El segundo trabajo de Caitlin Rose ha estado cerca, pero la que se ha llevado definitivamente el gato al agua ha sido Lindi Ortega. Country con espuelas y baladas para corazones rotos.

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