21/8/14

El desván de las melodías: Keep On Chooglin'


Con la Creedence ha ocurrido como con tantos otros grupos. Su breve trayectoria y su tendencia a quedar retratados en recopilatorios de saldo ha terminando arrojando una imagen distorsionada de su cancionero. La banda de los pelotazos de tres minutos, la maquinaria perfecta capaz de permanecer cuatro años en lo alto de las listas y retirarse a tiempo. Como si sus canciones estuvieran congeladas en el tiempo, sus melodías han terminado siendo pasto de la naftalina más nostálgica. Poco más queda por añadir a una historia sin más vuelta de hoja.

Y, sin embargo, si uno bucea en sus discos, comienzan a salir a flote las grietas, las aristas; más allá de aquel cuadro perfecto de combo de rock de raíces. John Fogerty, al que la historia siempre retrató como un compositor atemporal, desenganchado de una generación -la hippy- que nunca cuajo en sus camisas de cuadros y su blues pantanoso, siempre miró de reojo a los titulares de los periódicos. No sólo para criticar la masacre en Vietnam (en aquella época hasta el más republicano terminó renegando de la guerra), sino para subirse al carro de las tendencias sonoras de la época.

Frente a aquellos que reducen el cancionero de la Creedence a singles redundantes a ritmo de swamp&rock, ahí queda Bayou Country, el primero de los tres discos que el cuarteto editaría en ese Never Ending Year de 1969. Un álbum que, además de contener su canción más emblemática (Proud Mary), se sumerge en el lado más expansivo del repertorio de Fogerty y compañía. Born on The Bayou, Graveyard Train y, sobre todo, Keep On Chooglin', parecen hechas especialmente para lubricar un directo sin fisuras. Quizás el mejor en aquellos últimos coletazos de la década. 

Ahí queda el testimonio de The Concert, aquel directo grabado en 1970 (aunque editado diez años más tarde) que documenta el momento más glorioso de la formación. Tampoco conviene olvidar el concierto que la banda dio en el mítico festival de Woodstock. Otra prueba de que la distancia entre Fogerty y la comunidad hippy no fue tan grande como nos la han querido pintar. También de que aquella carretera por la que se deslizó la Creedence contiene más desvíos de los que a primera vista pudiera parecer.   

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