Para un músico que cumplirá a finales
de este año los 70, Neil Young dista mucho de amoldarse a los
cánones del artista consagrado. Inquieto, incómodo para sus
críticos, infatigable en sus luchas. Su última batalla tiene como
enemigo a la compañía Monsanto, responsable de la industrialización
del campo norteamericano e impulsor de la agricultura a partir de
alimentos genéticamente modificados (o GMO, como se les conoce en
Estados Unidos). De paso, Young también se despacha a gusto con
Starbucks, distribuidor de buena parte de estos alimentos, y Walmart,
cadena de supermercados a la que Young acusa de pagar sueldos
paupérrimos a sus trabajadores. Capitalismo sin alma, corporativismo
voraz frente al que el artista canadiense opone el poder de la gente,
los negocios familiares y el respeto por la naturaleza. Un catálogo
de buenas intenciones que el músico canta con vehemencia y altavoz
sincero en su última referencia: The Monsanto Years.
En él el veterano músico se acompaña
de Promise of the Real, banda de jovenzuelos que incluye a dos de
los hijos del cantante de country Willie Nelson (otro vaquero
infatigable) y que toma su nombre de una de las letras del propio
Young (aquel Walk On incluído en On The Beach). El resultado de esta
amistad nos hace recordar desde el primer minuto al crujido eléctrico
de Crazy Horse, la banda que ha protagonizado los discos más
celebrados de Young. También a la soflama política de Living with
war, tratado antibélico que el propio Neil firmaría en 2006. Unas
reminiscencias que no impiden que el álbum suene fresco y vibrante,
con ese latido único que sólo el autor de Like A Hurricane es capaz
de mantener a pesar de la edad. Ahora que Young empieza a echar en
falta a muchos de sus colaboradores habituales (a la enfermedad de
Billy Talbot hay que unirle la reciente muerte de Rick Rosas y Tim
Drummond, y la guerra abierta con sus compañeros de Crosby, Stills y
Nash), Promise Of The Real se presentan como los herederos
naturales de ese sonido desaliñado marca de la casa. Combustible
fresco para carreteras rodadas una y mil veces.
Sin duda The Monsanto Years no
sorprenderá a los seguidores del canadiense por su fachada. Desde la
electricidad desmelenada de A New Day For Love y Workin' Man a la
intensidad rocosa de Big Box o el pellizco acústico de Wolf Moon,
que recuerda a Harvest Moon en algo más que el título; el nuevo
álbum de Neil Young abre sendas de sobra conocidas. En Rules of
Change la base rítmica es la responsable de guiar la canción,
mientras que en A Rock Star Bucks A Coffee Shop son esos silbidos
iniciales los que otorgan al tema ese espíritu desenfadado y
jubiloso. Curioso, teniendo en cuenta que se trata de uno de los
cortes más ácidos en el apartado lírico. Si en esta canción es la
cadena Starbucks el blanco de las burlas de Young y compañía (“I
want a cup of coffee but i dont' want a GMO, I want to stay my day
without helping Monsanto” canta una voz agria y contestataria), en
la canción titular es la propia Monsanto la víctima escogida.
No es la primera vez, a pesar de todo,
que el canadiense apunta y dispara con sus letras. No muy dado a la
temática social en sus composiciones, en 2006 el artista decidió
dar un paso al frente y pedir directamente una moción de censura
contra el presidente Bush con la canción Let's Impeach The
President. Aquello se saldó con críticas por parte de muchos de sus
seguidores del ala republicana (recordemos que el propio Young apoyó
durante a un tiempo las políticas del gobierno de Reagan, allá por
los alocados años ochenta) y una gira de tono agrio y confrontado
junto a Crosby, Stills & Nash documentada posteriormente en la
película Deja Vu. Young, famoso por su cabezonería, no escarmentó
y siguió dando paso a discos en los que las luchas sociales pedían
la palabra. Eso sí, frente al choque frontal con la política, Young
decidió tomar posiciones en las más amistosas trincheras de la
ecología, allí donde la polémica resulta más fácil de digerir.
Impulsor del uso de energías
renovables, defensor de los pequeños agricultores a través de
iniciativas como el festival de música Farm Aid, el músico de
Toronto lleva media vida salpicando su discografía con llamadas a la
defensa de la naturaleza. After The Gold Rush, Mother Earth y otro
buen puñado de canciones dan fe de ello. No sería, no obstante,
hasta 2003 cuando el artista dedicaría una colección completa al
asunto. Greendale, con su fantasía rural, marcaba posiciones en
plena resaca antiglobalización. Fork On The Road, editado en 2009,
mantenía el pulso poniendo banda sonora a la última creación del
canadiense: un coche movido completamente por energía renovable.
Ambos tenían en común presentar la cara más roquera y gruñona del
músico (basta echar un vistazo a la portada de este último). Ya se
sabe, la mala leche conviene suministrarla en dosis eléctricas.
Frente a estos tratados de rock tozudo,
ha sido la vertiente acústica de Young la encargada de entregar los
momentos más nostálgicos del canadiense en los últimos tiempos.
Sin ir más lejos, el artista se descolgó la temporada pasada con
una colección de versiones de clásicos folk registrada en una
cabina de los años cuarenta, para a final de año cumplir el sueño
de grabar junto a una orquesta sinfónica al más puro estilo
Sinatra. Todavía tuvo tiempo el cantante de abrir el tarro de la
canción protesta con Who's Gonna Stand Up For The Earth?, encargada
de cerrar los conciertos de su última gira junto a la no menos
incendiaria Rockin' In The Free World. Es ella la que ha terminado
impulsando la creación de The Monsanto Years, siguiendo esa máxima
que se autoimpuso el propio artista hace unos años de grabar discos
que sean relevantes y significativos.
Siendo así, podría decirse que The
Monsanto Years cumple su objetivo. De nuevo Young consigue poner el
dedo en el ojo de los poderosos, generar polémica, sumar seguidores
a sus cruzadas sociales. A pesar de que sus letras a veces rocen el
simplismo más sonrojante. A pesar de su idealismo inocente y hippy.
A pesar de que hayamos escuchado los mismos riffs una y otra vez
saliendo de los surcos de sus trabajos junto a Crazy Horse. A pesar
de todo esto y más, la voz de Young sigue pellizcando en The
Monsando Years, recordándonos que en este mundo en crisis sigue
habiendo un tipo con sombrero de forajido y camisa de cuadros capaz
de removernos la conciencia. Un músico incansable que permanecerá
de nuestro lado mientras le sigan quedando fuerzas para luchar.
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