Tienen algo del espíritu aventurero de
Woody Guthrie, aunque a ratos les guste sentarse en un porche del oeste americano a ver pasar las horas. En sus viajes por el sur
han aprovechado para estudiar el libro de recetas soul de Stax y
Volt. Tampoco se olvidan de la tradición blues del Mississippi,
donde remojan sus melodías cada vez que la ocasión lo merece. Van sobrados de arrojo y chulería, pero siempre que pueden presumen de
esa sencillez sureña. Son de Nueva Orleans, de la ciudad donde todo
comienza y termina, de donde partía aquella ruta 61 que Dylan
desenrrolló en su disco más asfaltado. Se hacen llamar The
Deslondes y han firmado uno de los tratados de música enraizada de este 2015.
Con su sombrero calado y su camisa
remangada, Sam Doores guía a este quinteto de músicos que siguen a
rajatabla aquel binomio que pone nombre a una de sus canciones: simple
y verdadero. Sobre todo verdadero. En un universo, el de la
Americana, en el que cualquier tipo con un banjo y una barba de
diseño presume de cimientos profundos, The Deslondes reivindican el
material de las calles y las caminos polvorientos. Ellos que han
recorrido las carreteras norteamericanas con lo puesto, que han
tocado en las esquinas del French Quartet, ese distrito de Nueva
Orleans en el que la competencia entre músicos por unos cuantos
dólares separa a los buenos de los mejores. Ellos han conseguido
mantener ese espíritu mestizo de las aceras de Lousiana, donde el
blues, el country y y hasta la música cajún comparten repertorio
sin complejos. Y, al mismo tiempo, tienen ese algo más que los
distingue del simple músico callejero, del copista que se limita a
repetir el cliché por unos cuantos céntimos debajo de los
soportales de una plaza.
Coinciden en esto con Hurray For The
Riff Raff, otra de las formaciones que ha demostrado que en Nueva
Orleans hay algo más que jazz vieja escuela y country pantanoso. De
hecho, no es raro ver a ambas formaciones gastando las mismas tablas en
alguno de los escenarios del sur de Estados Unidos. Durante mucho
tiempo Sam Doores y Alynda Segarra, artista detrás de Hurray For The
Riff Raff, compartieron canciones y viajes en trenes destartalados.
Eran tiempos en los que ambos se conformaban con pasar la gorra después de cualquier concierto improvisado en la calle. Ahora, con
la experiencia que dan esas derrotas que, con los años, se
convierten en lecciones de vida, han conseguido que sus voces se
escuchen por encima del bullicio de las calles de Nueva Orleans.
Manteniendo, a pesar de todo, ese alma
jubilosa y arrabalera, de fiesta improvisada y espectáculo
ambulante. Basta oir la canción que abre The Real Deal, el debut de The Deslondes. Fought the
Blues and Won suena a baile de salón, a pianola y whisky quemando el
gaznate. Heavenly Home, por contraposición, recoge el espíritu de
los cantos de iglesia, al igual que Still Someone. En Time To Believe
In el quinteto toma prestado sin rubor el sonido del western clásico,
incluyendo una letra con ecos de condena y redención. Más festiva,
Louise podría haber salido de cualquier disco de Gram Parsons. Un
ramalazo honky-tonk que se acelera cuando pierde parte de su nombre en Less
Honkin' More Tonkin'. Todavía queda espacio en el lote para el
lucimiento vocal en Low Down Soul y el lamento blues en la ya nombrada Simple and
True.
Cerrando la colección, Sam Doores deja
el sombrero sobre el piano y toma el sendero trazado por Randy Newman
hace más de cuatro décadas. Out On The Rise suena crepuscular, suena a
mecedora en la parte de atrás del rancho, a Louisiana con sus
arreglos de jazz humilde, a final de una jornada de trabajo. No hay
revanchismo, ni rabia. Hay recuerdos al Lower 9th Ward, el
barrio en el que la formación dio sus primeros conciertos; hay
celebración por una ciudad que se mantiene a pesar de los envites de
la naturaleza y la rapiña de los gobernantes. NOLA, el sur
del sur. En cada cruce de caminos de Estados Unidos debería haber
una señal indicando su posición. Recordando que, vayas a donde
vayas, todos los caminos llevan a Nueva Orleans. Como las canciones
de The Deslondes.
Desde luego se juntan en ellos toda lo que más me gusta de la música. Totalmente de acuerdo contigo ¡ sweet home new orleans !
ResponderEliminarNo inventan nada, pero lo hacen todo bien. Y además con ese espíritu callejero a lo Nueva Orleans. Vamos, un acierto de disco.
ResponderEliminarUn disco muy bueno, gran reseña
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