Por alguna extraña razón siempre
coloqué a Solomon Burke en el mismo cajón que Swamp Dogg y Bobby
Womack. Outsiders del género negro, soulmans capaces de salirse del
guión y beber directamente de las fuentes del country, el rhythm and
blues o lo que se les ponga por delante, servidores del sacrosanto
sacramento de la canción sin importar de dónde venga. Los tres
ostentan biografías guadianescas, tragicómicas, con algún éxito
esporádico en la bisagra entre los sesenta y los setenta para caer
en el olvido durante buena parte de las siguientes dos décadas y
volver a florecer en una madurez reservada solo a los más grandes.
Porque no cabe duda: los tres lo son.
En el caso de Burke fue el
sobresaliente Don't Give Up On Me el que le devolvió a la órbita
del público mayoritario. Un regreso refrendado más tarde en títulos
como Hold on Tight y Make Do With What You Got, sobresalientes también
en su madurez. Sin embargo, Don't Give Up On Me tiene un aura
especial. En primer lugar por esa producción de marfil de Joe Henry,
convertido en el rey midas de la arruga es bella. Pero sobre todo por
la nómina de escritores que donan sus canciones al servicio de la
voz del soulman. Dan Penn, Tom Waits, Bob Dylan, Van Morrison, Elvis
Costello, Brian Wilson, Nick Lowe. Lo mejor entre lo mejor. El
panteón de oro de la composición de la canción popular. Con
semejante material era difícil fallar.
Pero, claro, conviene no olvidarse que
en el centro de todo estaba Burke. El soulman que había dejado a un
lado su carrera para convertirse en predicador, fundar su propia
iglesia y criar a un centenar de nietos. Aquel tipo horondo, con cara
de bonachón, tenía un don especial: era capaz de convertir la
composición más afilada en puro caramelo melódico, miel y pasión.
Don't Give Up On Me, la canción, es un buen ejemplo de ello. También
Diamond in Your Mind, original de Tom Waits. Stepchild y The
Judgement enseñan los dientes del blues-rock. None of Us Are Free y
Fast Train son puro gospel. Este que escribe se
queda con la humildad de The Other Side of The Coin, firmada por el
británico Nick Lowe. Una letra que podría haber escrito el propio
Burke.
Si hubiera hecho todas las cosas que
dicen que he hecho estaría bajo tierra o huyendo.
Sí, he cometido muchos errores, pero
qué levante la mano el primero que esté libre de pecado.
Puede que sea estúpido y orgulloso, pero antes de juzgarme tómate tu tiempo,
Puede que sea estúpido y orgulloso, pero antes de juzgarme tómate tu tiempo,
asegúrate de que el veredicto es
justo,
porque recuerda que hay otro punto de
vista.
El otro lado de la moneda.
Ojalá todos podamos decir lo mismo
cuando lleguemos a tu edad, Solomon.
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