3/5/20

Discos para una república invisible XX



Aunque Brian Wilson ya se había estrenado en solitario en 1988 con aquel álbum homónimo en el que destacaba la monumental Love and Mercy, sería este I Just Wasn't Made For These Times el que recuperaría el sonido celestial del antaño genio de los Beach Boys. De hecho en el álbum de 1995, de portada en blanco y negro, el propio Wilson decide rescatar la mentada Love and Mercy para mayor gloria del oyente. Una segunda oportunidad para una composición que resume de alguna manera aquel sentimiento de redención y descenso a los infiernos de un Wilson perdido en la nebulosa de los años setenta y ochenta, atrapado entre la codicia de unos y la sobredosis de barbitúricos, demasiado anestesiado como para acercarse siquiera a un piano, menos a un estudio de grabación.

Si algo de esa tensión acumulada parece filtrarse en el predecesor de este I Just Wasn't Made for These Times, la continuación asoma, por contra, optimista y sin ataduras, de costuras sencillas y alma humilde. Lo demuestra esa revisión de aires bossa nova del clásico Caroline, No. The Warmth Of The Sun suena evocadora y soleada. Do it Again recupera el sonido vibrante de los primeros Beach Boys, ayudado por las voces de las dos hijas de Wilson, Carnie y Wendy. Still I Dream of It transmite como ninguna, a pesar de su sonido rústico, aquel sentimiento de dolor y perdida a través de un hilo de voz quebrado. Nunca Wilson sonó tan vulnerable. Cierra el lote 'Til I Die, prueba fehaciente de que el californiano puede llegar a sonar contemporáneo sin necesidad de perder su personalidad por el camino.

Por suerte, como a Love and Mercy, la vida le dio una segunda oportunidad al bueno de Brian. Renacido tras aquel fin de semana perdido que se había alargado durante casi dos décadas, con los años Wilson regresaría a las salas de conciertos para interpretar sus éxitos en solitario y sus viejas canciones de los Beach Boys. Si quieren comprobarlo y de paso disfrutar de uno de los mejores repertorios de la música popular de los últimos cincuenta años desempolven el directo de 2001 grabado en el Roxy Theatre. Pero aquella es otra historia que algún día habrá que contar. Hoy nos quedamos con la sonrisa de un músico que supo como nadie cantarle a las olas y a los días felices. Con este disco de tacto curativo y canciones radiantes.

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